en la diplomacia blanda de tus brazos
y renuncio
a la luz y a sus caprichos,
a la mascarada de colores
del Sol sobre las sombras,
y reniego de todo
lo que no bañe tu saliva,
de todas las palabras
que no sepan de tus labios;
y en un ovillo entramos
y quizás mañana
hoy sólo era sueño,
pero mañana quizás, quizás quizás...
Mientras tanto adormidera,
placer de turbios sueños.
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